jueves, 31 de mayo de 2007

Trabajando...

Te levantas pensando en el día anterior, no, perdón, en algún día que te levantabas con más ganas, con menos sueño, con más humor... Te levantas y sigue lloviendo, y sigue lloviendo... y quieres taparte la cabeza con las mantas y quedarte ahí, quedarte ahí mucho tiempo... Quedarte hasta que salga el sol, hasta que tengas ganas de levantarte y dar lo mejor de ti... pero tal vez ahí fuera lo único que esperan es que des algo de ti, no lo mejor, sólo algo. Cada día que hacemos el esfuerzo de levantarnos estamos dando algo de nosotros a alguien, aunque sea a nosotros mismos.

Mientras un montón de pensamientos, recuerdos, imágenes... se arremolinan en tu mente te preparas para empezar un nuevo día... uno más, como otros muchos, otro más, cada día uno más, pero también uno menos y las dos cosas son buenas, porque uno más es uno menos. Es uno menos para eso que anhelas, que echas de menos, es uno menos para llegar a ese momento, y es uno más de ausencia indeseada, es uno más de espera pasada, al final es sólo un día. Un día menos para llegar.

domingo, 27 de mayo de 2007

Mundo, mundo...


Hoy han sido las elecciones municipales. De repente todos los espñoles hemos hecho lo mismo el mismo día... qué curioso, hemos ido a votar como un rebaño de ovejas. Hemos ido a votar por un millón de razones, cada uno tiene la suya, pero hemos ido. Eran las elecciones municipales, ésas que aparentemente son en las que más podemos decidir porque en la mayoría de los sitios, sobre todo los pueblos, se olvidan las ideologías para votar a la persona que te parece menos mala para el puesto ¡Qué triste!. Pero hemos ido. La gran mayoría hemos cumplido con nuestro deber ciudadano y hemos depositado nuestra papeleta en la urna, con un sólo pensamiento, por favor que gane al que yo le voto, porque como no sea así...

El resto del mundo observa como nuestro país "bipartidista" se divide una vez más. Se insulta, se humilla, se consume durante el período electoral, mientras los ciudadanos (vamos nosotros) nos quejamos y en la intimidad del hogar o del bar amenazamos con no ir a votar... pero vamos. Vamos porque hay que ir, vamos porque si no vamos no podemos quejarnos... La historia se repite en cada campaña electoral... gira una y otra vez como el mundo, porque el mundo somos nosotros y al final ¡el mundo es tan pequeño!...

domingo, 13 de mayo de 2007

Sentir o....

Los sentimientos no son, están. Existen. Se mueven. Se desplazan. Se transforman. Sí. "Ni se crean ni se destruyen" son como la energía, están, aunque no los veamos, aunque no los notemos. Son la energía que mueve el mundo, porque son la energía que nos mueve a nosotros. Sintamos en cada momento lo mejor que ese instante nos depara, sintamos lo positivo, sintamos lo que está, no lo que no está. Déjemos que ese sentimiento que llega sin avisar nos mueva, nos lleve a donde sea que quiera llevarnos. No tratemos de apagarlo como si de una luz se tratase, porque un sentimiento no se transforma con el simple gesto de apretar el interruptor. Un sentimiento se transforma solo, o como mucho, lo transforman los que le dieron esa forma. Nosotros sólo lo sentimos, somos pasivos siervos de su llegada, de su invasión y de su conquista. Sí, mientras decida morar en nuestro interior mandará en nosotros, condicionará nuestros movimientos... Así que, sintamos, déjemonos disfrutar de los sentimientos.

Imagen de un grabado de Goya sacada de internet.

martes, 8 de mayo de 2007

Sonreír.....

Cada día millones de personas en el mundo se mueren de hambre, cada día millones de personas en el mundo sufren en silencio, cada día millones de personas en el mundo lloran. Lloran por millones de razones diferentes, algunas son suficientemente poderosas como para justificar las lágrimas, otras no saben que están derrochando su manantial salado y que algún día, cuando de verdad lo necesiten, se habrá secado... pero lloran... lloran... Millones de personas lloran con o sin motivo, o con motivos que para ellos son más que suficientes para justificar ese gotear agridulce que se desliza por sus mejillas hasta alcanzar la boca, y lloran... lloran... despacito pero sin pausa, lloran desde dentro, se vuelcan en sus lágrimas en vez de volcar sus lágrimas en su interior, en vez de buscarse se escapan de sí mismos en pequeñas gotas de agua... Se desahogan. Y siguen llorando.

Y yo me pregunto, ¿no sería mejor encontrar una razón, por pequeña e injustificable que sea, que pueda justificar una sonrisa? ¿no sería mejor sonreír así no tengamos una razón suficientemente poderosa para hacerlo? Tal vez nuestra sonrisa (la tuya, la mía, la de cualquiera dispuesto a sonreír) apacigüe el llanto de un simple ser de los millones que lloran, ¿no sería ésa una buena razón para sonreír?
Sonríamos, pues la sonrisa verdadera es muestra de apoyo, de complicidad, de comprensión. Sonríamos y acallamos el llanto de un mundo que llora por incomprendido o ¿por la incomprensión que lo rodea? Sonríamos por los que se lo merecen y por los que algún día puedan llegar a merecerlo. Sonríamos por nosotros. Yo he decidido sonreír para acallar el llanto de los que un día se levantan y lo único que ven es una nube gris y lo único que sienten son deseos de llorar.

Al hippy que algún día leerá esto y sabrá que alguien sonríe para que no quiera llorar...

Imagen sacada de internet.

miércoles, 2 de mayo de 2007

¿Por qué....?

Oigo las noticias y me pregunto ¿por qué? ¿por qué lo que debería ser divertido acaba pareciéndose a un campo de batalla? ¿por qué es como si estuviésemos viendo imágenes de un país en guerra en vez de una plaza de la capital española? y no lo entiendo. Por eso ahora os pregunto a vosotros ¿por qué?.

Me pregunto por qué un número limitado de "jóvenes" han de ensuciar y enturbiar la imagen de la mayoría. Me pregunto por qué a un puñado de descerbrados se les ocurre librar una guerra contra la policía, y tampoco quiero defender a la policía, pues habría que saber qué "armas" usa cada bando y si el hecho de saberse en posesión de la verdad no los lleva a "sobreactuar". Podemos o no estar a favor de las leyes, podemos o no estar a favor o en contra de la "ley antibotellón", pero eso no nos da el derecho a incumplirla, y en caso de hacerlo, al menos hagámoslo pacíficamente. Me cuesta creer que esa gente que de manera compulsiva y violenta se enfrenta a la policía sea la misma que hace algunos años se manifestaba contra la invasión de Irak. ¿Recordáis aquellas banderas que durante meses poblaron nuestros balcones convirtiéndolos en un manto blanco de repulsión a la guerra? Si es así recordaréis estas palabras "No a la guerra". Y ahora yo os recordaré otras palabras con las que los gallegos reclamamos el derecho a proteger nuestra costa, y con ellas os diré, por favor "NUNCA MÁIS". Nuestro rechazo a la guerra empieza en casa, no convirtamos nuestras calles en un campo de batalla.

Sólo dos cosas más: "¿por qué?" y por favor "Nunca máis".

martes, 1 de mayo de 2007

Los sonidos son...

Estoy sola en casa, bueno, con mi perra que duerme apaciblemente en el sofá contiguo al mío, tan apacible que sus profundos ronquidos parecen la más celestial y elaborada de las melodías. Entonces me descubro bajando el sonido de la televisión, ni si quiera había pensado en hacerlo, pero lo he hecho, y es que nuestra vida está llena de actos reflejos, de respuestas a estímulos que llevamos a cabo sin que nuestra mente tenga tiempo de informarnos "oye, qué ha pasado esto, así que tú, inconscientemente, has decidido hacer lo otro". Bueno, da igual, el caso es que lo he hecho, y el darme cuenta de que lo hacía sin pensar en hacerlo, me ha hecho pensar en lo importantes que son los sonidos en nuestra vida diaria, en cómo influyen en nuestros actos, en nuestra concentración, en nuestras decisiones, en nuestro estado de ánimo... Pero claro, si los sonidos son importantes, ¿no lo es entonces la ausencia de ellos, el más absoluto silencio....? En silencio os dejo para no molestaros con el ruido atroz de las palabras, porque a veces el sonido que nos anuncia su llegada es más importantes que las palabras en sí mismas... Ese simple "sonidito" que dice "alguien quiere hablarte" o "alguien te ha escrito algo" es suficiente para que en tu cara se dibuje una sonrisa, es suficiente para que los latidos de tu corazón vuelvan a su ritmo constante sin aceleracionos o pausas innecesarias, sin pensamientos extraños.

Es que los sonidos son.... eso, son.... en sí mismos, sin explicación, y nuestra mente les da un significado que evoca un sentimiento en nostros que depende del momento del sonido y de la intensidad del mismo. Y de la intensidad con la que conscientemente esperamos "ese sonido", porque su ausencia durante esos breves/largos minutos en los que lo único que hacemos (mientras tratamos de hacer millones de cosas) es esperar a que se produzca el sonido, produce una angustia inexplicable. Una sensación de desasosiego, que no siempre tristeza, incontrolable, pero el sonido, sólo el sonido, acallará ese desasosiego, incluso antes de que las palabras alcancen nuestra mente, incluso antes de que las palabras digan todo aquello que queremos oír. Antes de todo eso el sonido ya nos ha dicho que eso está ahí... Primero el sonido después la voz....