martes, 4 de diciembre de 2007

El día que vi tus manos

No sé por qué siempre me han llamado la atención las manos de la gente. Siempre me he preguntado por qué no puedo evitar fijarme en esa parte del cuerpo. No puedo conocer a alguien y no mirarle a las manos. Observo cómo se mueven, cómo encienden un cigarro, se llevan un vaso a la boca o simplemente cortan el aire mientras se convierten en personajes principales de la historia que su dueño retransmite.

Recuerdo la primera vez que vi las tuyas. Es como una fotografía que nunca se borrará de mi mente. Tus manos, ambas ocupadas, (una sostenía un teléfono móvil negro y otra una carpeta que no pensé que compartiríamos durante tantos y tan maravillosos momentos), parecían analizarlo todo. Era como si fuesen tus manos y no tus ojos los que realizaban la tarea de reconocimiento que todos llevamos a cabo al conocer a alguien. Las miré, las miré detenidamente, podría hasta decir, que las analicé. Me fijé en la sensible dureza y seguridad que transmitían. Me fijé en las marcadas venas que surcan su superficie y me esforcé por apartar mi mirada de ese torrente de vida y mirarte a la cara. Sin embargo no podía dejar de pensar en ellas, en esa parte de tu cuerpo que pronto despertaría un mayor interés en mi interior. Durante varios días compartidos me dediqué a observar sus movimientos suaves y precisos, su pulso exacto y su tacto sincero.

Sí, hace un poco más de cuatro meses desde los días en los que simplemente observaba tus manos. Ahora me gusta sentir su tacto entre las mías. Me encanta que rocen mi cuerpo y me acaricien. Simplemente observarlas mientras enciendes un cigarro me hace desear tocarlas. Y es que cada vez que estoy a tu lado tus manos se acercan a mí, me tocan, juegan, se convierten en ese objeto capaz de acercarse a mí, de hacerme sentir tu calor o tu enfado. Es como si tus manos me mirasen mientras tu mirada se pierde en el infinito, y me siento observada por ellas y las observo y sólo quiero que me abraces mientras tus manos me miran.

viernes, 9 de noviembre de 2007

La importancia de los colores...

¡Qué triste me siento al leer en el periódico la enorme deuda de mi "Celtiña! ¡Qué pena que los que presumimos de ser celtiñas siempre, da igual la categoría, estemos enfadados con la directiva del club y ya no vayamos al campo! ¡Qué sensación de vacío sentarme todos los fines de semana ante mi televisor para observar un Balaídos, otrora abarrotado, completamente desértico mientras aquellos que defienden nuestros colores lo hacen sin nosotros, sin nuestro aliento, sin nuestro calor! Y me pregunto, ¿no podemos separar, aunque sólo sea por una vez, política y deporte y regresar con nuestras bufandas y banderas a dar color a un estadio que nos anhela? ¿No podemos demostrar que aunque el presidente y demás chupapollas y ladrones de turno se dediquen a despilfarrar nuestro dinero, que aunque esos "mierdecillas" se empeñen en echar abajo y hundir al "celtiña", el celtiña es nuestros, nos pertenece, son nuestros colores? ¿No podemos, como hemos hecho siempre, volver a sentarnos en las gradas que nos cobijaron durante años tardes y tardes y compartir un paquete de pipas, una mirada, un sufrimiento o un efusivo abrazo al tiempo que gritamos ¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL! y animamos a los nuestros?

Todo eso está a punto de irse a pique quién sabe hasta cuándo por culpa de esos billetitos de monopoly sin los que en esta sociedad consumista en la que estamos inmersos ya no se puede vivir. Todo eso está a punto de irse a pique porque el orgullo de fieles aficionados, como yo (ya no sé si lo soy como antes) hemos renunciado a nuestras tardes de lágrimas amargas y euforias excesivas en un campo que nos vio crecer y que ahora, cuando merodeamos por sus alrededores, simplemente consideramos el mejor campo de segunda. Qué pena, qué tristeza profunda siento cuando abro mi armario, o el maletero de mi coche, y veo, dormida y silenciosa, la bandera de mi equipo. Esa que recorrió conmigo numerosos países, que me observó desde la pared de mi habitación mientras comprobaba los resultados y clasificación de mi "celtiña" cuando la distancia me impedía alentarlos en el campo. Y ahora, ahora que estoy cerca, descansa en mi armario, sin protestar, qué pena que no hable, que no les hable a todos los aficionados y les dé el ánimo que necesitan para volver al campo, aunque sea a las 12:00 del mediodía. Cambiemos la cerveza de la tarde por el vino del mediodía, y vayamos a darles las alegrías que nosotros esperamos de ellos a finales de temporada. Nos necesitan para ascender, del mismo modos que nosotros necesitamos el ascenso para volver a gritar, a llorar, a reír, a saltar, a celebrar, a maldecir,... para volver a agitar nuestras bufandas en un campo que pertenece a la primera de las primeras ligas.

Ya sólo me queda pediros una cosa: gritad conmigo ¡ALA CELTIÑA!

martes, 23 de octubre de 2007

¿Qué día es hoy...?

Pei se levanta, oigo una persiana, seguramente mi madre va a ir a desayunar y me planteo la duda repetitiva y constante de cada mañana ¿remoloneo un poco más o me levanto? mientras me lo pienso ya estoy remoloneando y es que no sé quén dijo aquello de "haz un encargo a alguien que tenga muchas cosas que hacer, no se lo hagas al que no hace nada". Cierto como la vida misma. Desde hace poco más de un mes vuelvo a estar sin hacer nada y a replantearme muchas cosas... Cuando cierras los ojos y te refugias entre tus mantas en la oscuridad de la noche todo parece sencillo, cuando los brazos fuertes de esa persona te dan cobijo mientras te besa el pelo, todo parece posible... pero cuando te despiertas sola en tu cama y has de enfrentarte a un nuevo día todo se vuelve gris, complicado, difícil. A veces algo tan sencillo como tomar una decisión es el paso más difícil de todos.

Millones de ideas, de sugerencias, de consejos, de pensamientos y nada cobra forma en el mundo real, en este mundo caótico de calentamiento global e hipotecas impagables en el que nos ha tocado vivir. A veces la ficción es la mejor salida y leo, leo mucho rato, busco respuestas en páginas pobladas de historias que no son la mía. Cada uno se forma su pequeña "cortina de humo" que la sociedad alimenta como a un perro hambriento ofreciéndonos cada vez más deportes, haciéndonos involicrarnos tanto con "los nuestros" que ocupamos una gran parte del día pensando en las injusticias a las que se ven sometidos. Decidme sinceramente, ¿no deseábamos todos que a Hamilton le pasara lo que le pasó? Miento, lo que le pasó no, peor aún, que en su primera salida de pista no pudiese reincorporase. Nuestra ira por las injusticias a las que se vio sometido Alonso nos hicieron darle nuestro cariño y aliento carrera tras carreara, y no ¿será que nos sentimos identificados con él? ¿No será que todos pensamos que en muchas ocasiones nos tratan de manera injusta?

Miles de indeas siguen rondando por mi mente y sigo sin saber qué día es hoy, porque cada día es igual que el anterior....

viernes, 28 de septiembre de 2007

Todo y nada...

Me levanto pensando en todo y nada ocupa mi mente. Miro el teléfono, la hora, aún hay tiempo para desperezarme y remolonear... para pensar en soledad durante unos instantes del día, para relajarme, para dudar... Millones de recuerdos acuden a mi mente, lugares compartidos, conversaciones, caricias, besos, miradas... planes... sobre todo planes y me pregunto ¿habrá tiempo para realizarlos? Hoy pude oír las palabras que tanto anhelaba y una sonrisa estúpida todavía ilumina mi rostro... Somos tan vulnerables y eso nos hace tan especiales....

viernes, 7 de septiembre de 2007

Soñar....


Soñamos todos los días, incluso cuando nos despertamos sin recordar ni un solo color, ni una sola imagen, imcluso esas noches hemos soñado... Sueños... ¿quién no tiene sueños? Sin embargo, como decía Daudet "Sólo es capaz de alcanzar sus sueños el que cuando llega el momento sabe estar despierto para realizarlos". Me voy a dormir, quiero soñar, pero sobre todo quiero despertarme sin recordar ni un solo color, ni una sola imagen, sólo quiero estar despierta para no perderme ni una sola oportunidad de poner en práctica los sueños...


SHHHHHHHHHHHHHHH.... Es tarde todos sueñan...

lunes, 27 de agosto de 2007

Cuando las nubes laten...

A veces miramos al cielo simplemente por mirar. Buscamos evadirnos, abstraernos, olvidarnos del mundanal ruido que nos rodea o del silencio absoluto, a veces más fuerte y taladrante que el ruido de miles de motores, pasos y voces apresuradas. Buscamos un momento de paz. Buscamos un momento con nosotros mismos, y miramos hacia arriba sin buscar nada, sabiendo que no hay nada que vaya a distraernos. Y allí están las maravillas de la naturaleza, una naturaleza caprichosa y antojadiza que por momentos piensa por nosotros... Está allí, nos recuerda aquello que sentimos, nos hace sonreír, contemplarla absortos y me pregunto ¿por qué?, ¿por qué cuando buscamos no pensar hay algo que se empeña en hacernos pensar? ¿es posible levantar la cabeza, buscando mirar al infinito y encontrarse con las formas maravillosamente caprichosas de las nubes y no pensar? A veces se ven fantasmas, a veces pálidas siluetas de animales, a veces.... Tal vez no se vea nada, sino simplemente nuestro inconsciente, más antojadizo si cabe que la caprichosa naturaleza, pueda dibujar aquello que más le apetece, aquello que más fuerza tiene en nuestro interior. Y ahí estaba, un corazón esperando a ser descubierto por el ojo distraído de un transehúnte despistado, yo. Lo vi, lo percibí, lo sentí. Es que nuestro corazón es aquello que no para nunca, nuestro motor, el mundo sólo le da cuerda, sólo le hace sentir... En ocasiones late porque debe darnos fuerzas para acallar nuestro llanto, en ocasiones late para recordarnos que nada debe alejarnos del mundanal ruido, que ahí vivimos. Late para recordarnos que los momentos que vivimos cambian, que la ilusión nos ayuda a seguir, pero que lo único que de verdad nos pertenece es él. Late para recordarnos que lo cuidemos, tal vez por eso mi ojo distraído lo descubrió en la inmensidad azul de un cielo de verano. Tal vez lo descubrió porque lo único que tiene sentido es sentir, sin sentir no somos. Siento que siento todo el rato, sentimientos contradictorios y complementarios... Cosas que me hacen darme cuenta de que la vida es para vivirla y que lo que te hace feliz hoy te puede destrozar mañana, pero ¿qué sería yo si me faltase todo eso? ¿qué sería yo sin mis vulnerable corazón?. Nada, como todos.

Hoy las nubes laten, mientras mi corazón se deja llevar... ¿qué mas? ¿qué más se puede buscar...? Sigo el curso de una vida que sin todos los caminos que he seguido no sería la mía...Y sigo, mi corazón sigue latiendo, sintiendo...

jueves, 2 de agosto de 2007

¿Podemos perdonar?

Cada día nos equivocamos. La cagamos que se dice vulgarmente, ¿para qué ponernos cultos cuando se trata de cosas tan mundanas como el error y el perdón?. Todos nos equivocamos, queremos decir algo y decimos otra cosa, queremos hacer algo y hacemos otra cosa. También acertamos, normalmente cuando creemos habernos equivocado. Un día haces algo y te preguntas por qué, ¿es que todo tiene un por qué, una razón de ser? Eso creemos, por eso cuando acertamos creemos habernos equivocado, pero ¿no será que no nos equivocamos, sino más bien que acertamos de un modo diferente?

Vosotros que estáis ahí, que sois el mundo, mi mundo, acertáis todos los días, cuando hablamos, cuando discutimos, cuando nos vemos, cuando no nos vemos... Simplemente por el hecho de haberos encontrado yo ya tuve un acierto, pero ¿qué sería una vida llena de "aciertos"? Procurad no acertar siempre, para que cuando os equivcoquéis el golpe sea más suave, o más bien, procurad tener una buena almohada de plumas en el suelo...

Yo me equivoqué y os abandoné durante un mes, es imperdonable, pero ¿a que vosotros me podéis perdonar?.

domingo, 1 de julio de 2007

Un trozo de cielo azul


¿Por qué buscamos el sol? ¿Por qué miramos arriba a cada rato buscando ese rayito de sol? Queremos que haga calor e ir a la playa, nos quejamos cuando llueve y hace frío, pero en el fondo buscamos ese sentimiento cálido y acogedor que a veces no encontramos dentro de nosotros. Ahora, a mediados de noviembre y aún esperando la lluvia, nos preguntamos por qué no llueve, cómo es posible que haga este tiempo en Galicia a estas alturas del otoño, casi invierno. Sin emabargo es cierto, esa bola de fuego nos sigue acompañando cada día y la admiramos maravillados y sorprendidos, pero ¿no echáis de menos las nubes, el cielo gris de Galicia que amenaza chaparrones y nos recuerda que no salgamos a la calle sin un paraguas o un gorro de lluvia? Yo sí. Supongo que el tiempo y las heridas, las cicatrices y las alegrías me han ido obligando a buscar siempre en mi interior un rayo de luz y de esperanza, un cristalito de optimismo y alegría, un momento para bromear y reírse, para ser capaz de hacer reír a los que me importan, para tratar de restar importancia a las cosas, pero también me han hecho desconfiada y paranoica. Cada pequeño detalle no comprendido o compartido es bueno para rayarme la cabeza, obsesionarme y pensar siempre en lo peor, pero siempre hay un huequito para la risa, para las bromas, para olvidar, para escuchar, y es que incluso en la peor de las tormentas y tempestades hay siempre un trozo de cielo azul.

miércoles, 27 de junio de 2007

Pelo mojado

¿Alguna vez os habéis levantado pensando que no puede ser verdad, que estáis soñando? Pues esta vez era verdad, y me gustaba. La lluvía se oía en el exterior y me acurruqué en el calor de una cama prestada... Oía llover y sonreía. Estoy empezando a pensar que la felicidad son pequeños momentos de dicha y alegría que se suceden a intervalos indeterminados.

Ahora me tocaba vivir uno de esos momentos y una sonrisa de felicidad iluminaba mi cara mostrando la alegría que corría por mis venas. Mi corazón latía pausado y tranquilo, como si ya hubiese alcanzado todas sus metas, curioso, justo cuando no tenía metas... Sentí algo húmedo en mi rostro, y pensé "es imposible que sean lágrimas", no lo eran, era la suavidad de unos "hilos finos y mojados" que rozaban mi mejilla recordándome que debía volver a la realidad. Pero esa vez la realidad era la que me hacía sonreír, sonreía para los que se lo merecen y para los que puedan llegar a merecerlo. Sonreía porque alguien había sonrido para mí. Alguien me había dado motivos para ofrecer una sonrisa sincera y de tierna felicidad. Gracias.

lunes, 11 de junio de 2007

Conversaciones de ascensor

A veces las conversaciones más insignificantes, la palabra que menos esperas oír en un lugar desconocido que olvidarás al salir, aquéllo que parece prescindible es lo que hace que sonrías y olvides todos tus pensamientos, todos los remolinos que pueblan tu cabeza y te mantienen taciturno y sin ánimos. Te entregas por un minuto a un señor desconocido, a una mujer que pasea a un perro o a un niño que está a punto de perder un balón. Les entregas esa alegría que creías olvidada, les das esa parte de ti que creías que hoy no asomaría, les sonríes y les devuelves una palabra agradable, una mirada cómplice de unión desconocida durante un instante de tu vida.

A veces esos breves y fugaces encontrones, esos segundos de huida de la vida real, convierten la realidad en un hervidero de situaciones que dan forma a los días que sólo quieres que transcurran lo más rápido posible, y ese deseo absoluto de fugacidad diaria sólo convierte las horas en eternas compañeras de un viaje interminable. Por eso, a veces, esas conversaciones de ascensor son la salvación de una rutina insoportable. Son la vía de escape y el desahogo de dos desconocidos que se convierten en "íntimos amigos" compartiendo sus quejas, frustraciones o logros de un día en el que les tocó subir o bajar en la misma caja cuadrada. Durante los segundos/minutos que dura el viaje a lo desconocido olvidamos lo terrenal para ir más allá, para seguir adelante en un día que hasta ese instante no había sido más que la repetición incondicional de un ayer ya olvidado.

jueves, 31 de mayo de 2007

Trabajando...

Te levantas pensando en el día anterior, no, perdón, en algún día que te levantabas con más ganas, con menos sueño, con más humor... Te levantas y sigue lloviendo, y sigue lloviendo... y quieres taparte la cabeza con las mantas y quedarte ahí, quedarte ahí mucho tiempo... Quedarte hasta que salga el sol, hasta que tengas ganas de levantarte y dar lo mejor de ti... pero tal vez ahí fuera lo único que esperan es que des algo de ti, no lo mejor, sólo algo. Cada día que hacemos el esfuerzo de levantarnos estamos dando algo de nosotros a alguien, aunque sea a nosotros mismos.

Mientras un montón de pensamientos, recuerdos, imágenes... se arremolinan en tu mente te preparas para empezar un nuevo día... uno más, como otros muchos, otro más, cada día uno más, pero también uno menos y las dos cosas son buenas, porque uno más es uno menos. Es uno menos para eso que anhelas, que echas de menos, es uno menos para llegar a ese momento, y es uno más de ausencia indeseada, es uno más de espera pasada, al final es sólo un día. Un día menos para llegar.

domingo, 27 de mayo de 2007

Mundo, mundo...


Hoy han sido las elecciones municipales. De repente todos los espñoles hemos hecho lo mismo el mismo día... qué curioso, hemos ido a votar como un rebaño de ovejas. Hemos ido a votar por un millón de razones, cada uno tiene la suya, pero hemos ido. Eran las elecciones municipales, ésas que aparentemente son en las que más podemos decidir porque en la mayoría de los sitios, sobre todo los pueblos, se olvidan las ideologías para votar a la persona que te parece menos mala para el puesto ¡Qué triste!. Pero hemos ido. La gran mayoría hemos cumplido con nuestro deber ciudadano y hemos depositado nuestra papeleta en la urna, con un sólo pensamiento, por favor que gane al que yo le voto, porque como no sea así...

El resto del mundo observa como nuestro país "bipartidista" se divide una vez más. Se insulta, se humilla, se consume durante el período electoral, mientras los ciudadanos (vamos nosotros) nos quejamos y en la intimidad del hogar o del bar amenazamos con no ir a votar... pero vamos. Vamos porque hay que ir, vamos porque si no vamos no podemos quejarnos... La historia se repite en cada campaña electoral... gira una y otra vez como el mundo, porque el mundo somos nosotros y al final ¡el mundo es tan pequeño!...

domingo, 13 de mayo de 2007

Sentir o....

Los sentimientos no son, están. Existen. Se mueven. Se desplazan. Se transforman. Sí. "Ni se crean ni se destruyen" son como la energía, están, aunque no los veamos, aunque no los notemos. Son la energía que mueve el mundo, porque son la energía que nos mueve a nosotros. Sintamos en cada momento lo mejor que ese instante nos depara, sintamos lo positivo, sintamos lo que está, no lo que no está. Déjemos que ese sentimiento que llega sin avisar nos mueva, nos lleve a donde sea que quiera llevarnos. No tratemos de apagarlo como si de una luz se tratase, porque un sentimiento no se transforma con el simple gesto de apretar el interruptor. Un sentimiento se transforma solo, o como mucho, lo transforman los que le dieron esa forma. Nosotros sólo lo sentimos, somos pasivos siervos de su llegada, de su invasión y de su conquista. Sí, mientras decida morar en nuestro interior mandará en nosotros, condicionará nuestros movimientos... Así que, sintamos, déjemonos disfrutar de los sentimientos.

Imagen de un grabado de Goya sacada de internet.

martes, 8 de mayo de 2007

Sonreír.....

Cada día millones de personas en el mundo se mueren de hambre, cada día millones de personas en el mundo sufren en silencio, cada día millones de personas en el mundo lloran. Lloran por millones de razones diferentes, algunas son suficientemente poderosas como para justificar las lágrimas, otras no saben que están derrochando su manantial salado y que algún día, cuando de verdad lo necesiten, se habrá secado... pero lloran... lloran... Millones de personas lloran con o sin motivo, o con motivos que para ellos son más que suficientes para justificar ese gotear agridulce que se desliza por sus mejillas hasta alcanzar la boca, y lloran... lloran... despacito pero sin pausa, lloran desde dentro, se vuelcan en sus lágrimas en vez de volcar sus lágrimas en su interior, en vez de buscarse se escapan de sí mismos en pequeñas gotas de agua... Se desahogan. Y siguen llorando.

Y yo me pregunto, ¿no sería mejor encontrar una razón, por pequeña e injustificable que sea, que pueda justificar una sonrisa? ¿no sería mejor sonreír así no tengamos una razón suficientemente poderosa para hacerlo? Tal vez nuestra sonrisa (la tuya, la mía, la de cualquiera dispuesto a sonreír) apacigüe el llanto de un simple ser de los millones que lloran, ¿no sería ésa una buena razón para sonreír?
Sonríamos, pues la sonrisa verdadera es muestra de apoyo, de complicidad, de comprensión. Sonríamos y acallamos el llanto de un mundo que llora por incomprendido o ¿por la incomprensión que lo rodea? Sonríamos por los que se lo merecen y por los que algún día puedan llegar a merecerlo. Sonríamos por nosotros. Yo he decidido sonreír para acallar el llanto de los que un día se levantan y lo único que ven es una nube gris y lo único que sienten son deseos de llorar.

Al hippy que algún día leerá esto y sabrá que alguien sonríe para que no quiera llorar...

Imagen sacada de internet.

miércoles, 2 de mayo de 2007

¿Por qué....?

Oigo las noticias y me pregunto ¿por qué? ¿por qué lo que debería ser divertido acaba pareciéndose a un campo de batalla? ¿por qué es como si estuviésemos viendo imágenes de un país en guerra en vez de una plaza de la capital española? y no lo entiendo. Por eso ahora os pregunto a vosotros ¿por qué?.

Me pregunto por qué un número limitado de "jóvenes" han de ensuciar y enturbiar la imagen de la mayoría. Me pregunto por qué a un puñado de descerbrados se les ocurre librar una guerra contra la policía, y tampoco quiero defender a la policía, pues habría que saber qué "armas" usa cada bando y si el hecho de saberse en posesión de la verdad no los lleva a "sobreactuar". Podemos o no estar a favor de las leyes, podemos o no estar a favor o en contra de la "ley antibotellón", pero eso no nos da el derecho a incumplirla, y en caso de hacerlo, al menos hagámoslo pacíficamente. Me cuesta creer que esa gente que de manera compulsiva y violenta se enfrenta a la policía sea la misma que hace algunos años se manifestaba contra la invasión de Irak. ¿Recordáis aquellas banderas que durante meses poblaron nuestros balcones convirtiéndolos en un manto blanco de repulsión a la guerra? Si es así recordaréis estas palabras "No a la guerra". Y ahora yo os recordaré otras palabras con las que los gallegos reclamamos el derecho a proteger nuestra costa, y con ellas os diré, por favor "NUNCA MÁIS". Nuestro rechazo a la guerra empieza en casa, no convirtamos nuestras calles en un campo de batalla.

Sólo dos cosas más: "¿por qué?" y por favor "Nunca máis".

martes, 1 de mayo de 2007

Los sonidos son...

Estoy sola en casa, bueno, con mi perra que duerme apaciblemente en el sofá contiguo al mío, tan apacible que sus profundos ronquidos parecen la más celestial y elaborada de las melodías. Entonces me descubro bajando el sonido de la televisión, ni si quiera había pensado en hacerlo, pero lo he hecho, y es que nuestra vida está llena de actos reflejos, de respuestas a estímulos que llevamos a cabo sin que nuestra mente tenga tiempo de informarnos "oye, qué ha pasado esto, así que tú, inconscientemente, has decidido hacer lo otro". Bueno, da igual, el caso es que lo he hecho, y el darme cuenta de que lo hacía sin pensar en hacerlo, me ha hecho pensar en lo importantes que son los sonidos en nuestra vida diaria, en cómo influyen en nuestros actos, en nuestra concentración, en nuestras decisiones, en nuestro estado de ánimo... Pero claro, si los sonidos son importantes, ¿no lo es entonces la ausencia de ellos, el más absoluto silencio....? En silencio os dejo para no molestaros con el ruido atroz de las palabras, porque a veces el sonido que nos anuncia su llegada es más importantes que las palabras en sí mismas... Ese simple "sonidito" que dice "alguien quiere hablarte" o "alguien te ha escrito algo" es suficiente para que en tu cara se dibuje una sonrisa, es suficiente para que los latidos de tu corazón vuelvan a su ritmo constante sin aceleracionos o pausas innecesarias, sin pensamientos extraños.

Es que los sonidos son.... eso, son.... en sí mismos, sin explicación, y nuestra mente les da un significado que evoca un sentimiento en nostros que depende del momento del sonido y de la intensidad del mismo. Y de la intensidad con la que conscientemente esperamos "ese sonido", porque su ausencia durante esos breves/largos minutos en los que lo único que hacemos (mientras tratamos de hacer millones de cosas) es esperar a que se produzca el sonido, produce una angustia inexplicable. Una sensación de desasosiego, que no siempre tristeza, incontrolable, pero el sonido, sólo el sonido, acallará ese desasosiego, incluso antes de que las palabras alcancen nuestra mente, incluso antes de que las palabras digan todo aquello que queremos oír. Antes de todo eso el sonido ya nos ha dicho que eso está ahí... Primero el sonido después la voz....

domingo, 29 de abril de 2007

El deporte y la sociedad...

Gracias Rafa! por darnos tardes del mejor tenis y por recordarnos que el deporte y la sociedad van de la mano. Gracias por dejarnos a aquellos capaces de pegarnos a la caja boba por un partido de tenis el dulce sabor de ver ganar a todo un humilde campeón. Gracias por todas las copas que has ganado y las que van a llegar. Gracias por demostrarle a la sociedad que en España hay más deportes que el fútbol, y no sólo que los hay, sino que los españoles tenéis algo que decir.

Gracias Rafael Nadal no sólo por hacerme pasar tardes de tenis inolvidables como la de hoy, como la del Domingo pasado y otras muchas, sino también por recordarme que vivimos en un país donde el "chisme monárquico y de alta sociedad" están a la orden del día y tienen el derecho adquirido de meterse en nuestras vidas sin que los invitemos. Porque, ¿puede alguien explicarme por qué en el mejor momento de la final de trofeo Conde de Godó la TVE tiene que interrumpir la emisión para contarme que los Príncipes de Asturias han sido papás por segunda vez? ¿Se lo había preguntado yo a alguien? ¿Quería yo saber eso o más bien quería ver el pedazo partido de tenis que estaban jugando Nadal y Cañas en Barcelona? A mí entender deberían respetar la voluntad de aquéllos que decidimos ocupar nuestro tiempo viendo y alentando a nuestros grandes deportistas del mismo modo que yo respeto a los que lo ocupan con los programas del corazón. ¿Es que los Príncipes van a ser padres sólo esos minutos y por eso interrumpen la emisión?. Más bien me atrevería a decir que es al revés y que el partido es irrepetible, pero que la noticia acerca del parto de la Princesa de Asturias va a ser la misma a las 5:15pm que a las ... cuando acabe la programación que nos habían prometido ofrecer. Afortunadamente la interrupción duró sólo unos 5 minutos, pero fue suficiente para perdernos el "break" de Nadal a Cañas.

De todas maneras enhorabuena a los papás y MUCHAS GRACIAS RAFA!!!!!! Tú con tú tenis que de mis problemas con la sociedad me encargo yo.

Cuando los demás hablan por ti...

Me paso los días leyendo, buscando respuestas que no encuentro en mi interior y haciendo que aquellos que se hicieron preguntas antes que yo me ayuden a responder a las mías. A veces en lo que los demás escriben encontramos lo que nos gustaría decir a nosotros:

Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.

Llevadla al nivel del mar
y nombardla capitana
de un blanco bajel de guerra.

¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!

A mí, como a Alberti, llevadme al mar, pero no esperéis a que me muera, y si tenéis tiempo, paraos a escuchar el ronroneo constante de las olas del mar, escuchad como nos habla y lo que tiene que decir, que a veces, vale mucho más que millones de palabras vacías de humanos descerebrados....


jueves, 26 de abril de 2007

El agua...

Muchas veces miramos a las cosas sin darnos cuenta de lo que significan, de lo que evocan en nuestra mente, de los recuerdos que sin querer se arremolinan en nuestra cabecita y giran sin cesar, dan vueltas y vueltas sin dejar rastro y significándolo todo al mismo tiempo. Como el agua, el agua me hace sentir paz y tranquilidad, apacigua mi ansiedad y calma mis pensamientos, otorga un ritmo pausado y continuo a los latidos de mi corazón. El agua se desliza sin pensar en las consecuencias de su corriente, el camino siempre seguro del agua me relaja, tal vez porque pienso que posiblemente algún día yo pueda encontrar un camino tan claro y marcado como el curso del río. Pero, entonces me pregunto, ¿no sería aburrido? ¿no es lo más bonito de la vida el no saber qué viene después, el ir descubirendo poco a poco qué hay para nosotros en este mundo que nos ha tocado vivir?.

En los rincones de Galicia se esconden maravillas acuáticas del mismo modo que en nuestros rincones se esconden maravillas que algún día alguien conseguirá descubrir. El agua es sólo un reflejo de que todo tiene un destino, ya sea conocido o no. Miro al Miño desde mi ventana y me pregunto cómo ese espejo cristalino que parece estancado en el tiempo posee años de historia y vivencias en su cuenca, cómo es posible que ese manto de terciopelo transparente albergue tanta vida en su interior y que su ronronear constante sea capaz de calmar mi inquietud, sea capaz de abstraerme de tal manera que pierda la noción del tiempo mientras espero que algo dé sentido a ese tiempo que dedico a esperar que pase algo, y es que todo el tiempo pasa algo, el problema es que mientras esperamos a que pase están pasando millones de cosas que nos estamos perdiendo. Hagamos, pues como el agua, sigamos el camino aunque no sepamos a dónde nos lleva.

Foto de mi padre.

martes, 24 de abril de 2007

pensando sin pensar

Si habéis leído lo anterior ya sabéis un poco más de mí, de mi locura y mis obsesiones, si miráis hacia atrás tal vez podáis encontrar un momento en vuestras vidas en el que sentisteis algo parecido a eso... Un momento en el que las puertas dicen adiós, un momento en el que cada minuto es una vida y la vida se reduce a esa sucesión de minutos, ..., las sucesiones marcan las pautas, pero ¿podemos consentir que sea así? de nosotros depende que las sucesiones marquen las pautas o que nuestras pautas creen las sucesiones...

Cuando pensamos en algo ¿por qué lo hacemos? ¿por qué es importante o porque creemos que es importante y por tanto debemos pensar en ello? pensamos ¿porque estamos preocupados o porque no lo estamos, porque estamos austados y tenemos miedo o porque no lo estamos y no sabemos como permancer en ese estado? pensamos ¿porque queremos conservar algo o porque no sabemos como deshacernos de algo? qué más da, pensamos, pensamos, pensamos todo el tiempo, pensamos durante casi todos los minutos del día que estamos despiertos y si dejáramos de hacerlo moriríamos porque ¿qué sería de nosotros sin nuestros pensamientos? ellos nos hacen ser nosotros. Muchas veces, sin embargo, pensamos sin darnos cuenta, sin querer pensar, incluso estamos tratando de no pensar, y nos desubrimos pensando en algo, en aquello en lo que precisamente no queríamos pensar. Y ya está. No podemos evitarlo y nos creamos nuestra propia burbuja en la que todas nuestras teorías, ideas, imaginaciones... tienen cabida, y no sólo eso, son ciertas!!!. Y el problema aumenta, la confusión se multiplica por "n", y esperemos que eso en lo que estamos pensando no nos produzca tristeza, porque entonces sí que estamos perdidos dentro de nosotros mismos. Allí donde tenemos que encontrarnos es donde más nos perdemos. Entonces no podemos marcar las pautas, y se van sucediendo las cosas sin que queramos que sucedan y cuando nos damos cuenta es muy difícil salir de ese laberinto en el que nos hemos metido sin darnos cuenta, pero los laberintos siempre tienen una salida, sólo hay que ser paciente y dar muchas vueltas antes de encontrarla.


Quince minutos una vida

Un avión despega. 15 minutos y.... el blanco de las nubes. La tierra se desvanece ante tus ojos atónitos. Ante la incertidumbre de volar. El pasado queda en tierra. El presente es aire. El futuro... Las imágenes del pasado se arremolinan en tu mente. El pasado, un recuerdo, una vida, una imagen... un último adiós, una última mirada, un último beso... y unas escaleras que te conducen al futuro... Las subes, te acomodas en tu asiento y cierras tus ojos. A través de los ojos cerrados observas como se empequeñece la tierra, se convierte en sombras de lo que era sólo un instante atrás. Como los recuerdos que se mezclan con las esperanzas y las expectativas. ¿Son recuerdos de un pasado o son recuerdos de un sueño? ¿son expectativas o son temores?. En tu mente tratas de dibujar una imagen clara de algo, de una cara, de un animal, de un edificio,... pero todo se ha difuminado, a medida que el avión avanza la nitidez se desvanece, como si lo que dejas atrás nunca fuese a ser lo mismo de nuevo. Como si el pasado se muriese en el presente, como si enfadado por tu abandono quisiera abandonarte. Pero olvidar es recordar, saber que hay algo que olvidar significa que hay algo que recordar...

Giras la cabeza, como buscando una señal, una respuesta, una imagen que te lleve más allá. Una luz que te saque del laberinto, que te conduzca al futuro por el camino sencillo, aunque no rápido, pero la luz... la luz... la luz se confunde con la oscuridad, y a través de tus párpados perfilas el recuerdo de un sueño que te mostraba el futuro. La felicidad de recordar, la facilidad de olvidar. La vida. 25 años y millones de recuerdos que se arremolinan en tu mente, que no te dejan aislar un solo instante, ya sea de dicha o de la más profunda tristeza, pero uno, sólo uno que te guíe, que te muestre a ti misma, que te descubra tu interior. Un instante pasado que se convierta en el perro del lazarillo, en el único que ve el camino. Te conoce, te muestra y tú cierras los ojos ante tu evidencia, ante la posibilidad de descubrirte, te asustas, y huyes, te refugias en los millones de recuerdos que aniquilan la soledad. Una soledad que te posee y a la que quieres cerrar las puertas de tu corazón, de tu vida. Y ese instante, nítido, claro, se niega a aparecer en tu mente, el refugio huye de ti, como tú de ti mismo. Te anulas, al escaparte. Te oscureces al encerrarte en la gruta de tu soledad, de tu deseo de aislamiento irrealizable. Tu mente no se detiene, el fluir de los recuerdos se confunde con el inmenso deseo de respuestas, de entendimiento, de solución... pero ¿cómo hallar respuestas si no te respondes a ti mismo? ¿si te niegas a conocerte?, te ausentas y vuelves, vas y vienes, pero siempre por el mismo camino, como una noria, que no se detiene pero nunca llega a puerto.

Giras la cabeza de nuevo, todo está blanco ¿o todo es blanco?, no importa, sólo quieres aislarte, salir del mundo, detener el tiempo en el pasado, conseguir entenderlo, volver allí con la ventaja de haber estado en el futuro, de no cometer los mismos errores, sin esos errores tú no serías tú, sino un tú diferente, seguro mejor, por eso sigues pensando. Pero ya eres diferente, ya no eres el mismo que un minuto atrás y las preguntas permanecen como si la mente sobreviviese al estado letárgico de tu cuerpo. Sientes, pero sólo sientes ideas, sólo sientes el vacío de no responderte, de no encontrarte... te buscas y al buscarte te alejas de ti mismo. Palabras y palabras y más palabras se confunden en tu mente. Intentas ordenarlas y entenderlas, pero su significado se desliza como la lluvia en los cristales de la ventana, que sigues observando con tus ojos cerrados. Cerrados para no descubrir, cerrados para descubrirte. Para descubrir que tal vez el misterio, el encanto de la vida está en no descubrir nunca, o en vivir descubriendo. Y entreabres tus párpados, la puerta de la luz y del misterio, la puerta de los temores que querías dejar fuera al cerrarlos, pero ellos siempre encuentran el camino al interior, tal vez para mostrarte cómo alcanzar el exterior. Asustado los cierras de nuevo, para darte cuenta de que siguen ahí, dentro y fuera, pero dentro los retienes, les das formas. Son tuyos, sólo tú los ves y sólo tú los tienes. Son ese pedacito de ti que nadie puede arrebatarte. Esa gran parte de ti que no entiendes. Y te cuestionas, te preguntas y nunca te respondes.

Tal vez si abrieses los ojos, tal vez si mirases más allá en el tiempo y el espacio, más allá del pasado, más allá del presente. Tal vez si dejases de pensar, tal vez si observases, tal vez si.... Tal vez si... Vuelves, abres los ojos. Descubres, descubres que sólo el blanco permanece, que es uniforme, que se presenta ante ti diciéndote que no es una nube, que no es un avión, que es.... que es algo que habías olvidado. Que es la realidad y que las gotas que percibías en el cristal son tus lágrimas que te impiden ver con nitidez el blanco de la pared mientras dos palabras resuenan en tu mente: “good night, good night, good night”.... Sólo dos palabras. Sólo 15 minutos. Una vida.