domingo, 29 de abril de 2007

El deporte y la sociedad...

Gracias Rafa! por darnos tardes del mejor tenis y por recordarnos que el deporte y la sociedad van de la mano. Gracias por dejarnos a aquellos capaces de pegarnos a la caja boba por un partido de tenis el dulce sabor de ver ganar a todo un humilde campeón. Gracias por todas las copas que has ganado y las que van a llegar. Gracias por demostrarle a la sociedad que en España hay más deportes que el fútbol, y no sólo que los hay, sino que los españoles tenéis algo que decir.

Gracias Rafael Nadal no sólo por hacerme pasar tardes de tenis inolvidables como la de hoy, como la del Domingo pasado y otras muchas, sino también por recordarme que vivimos en un país donde el "chisme monárquico y de alta sociedad" están a la orden del día y tienen el derecho adquirido de meterse en nuestras vidas sin que los invitemos. Porque, ¿puede alguien explicarme por qué en el mejor momento de la final de trofeo Conde de Godó la TVE tiene que interrumpir la emisión para contarme que los Príncipes de Asturias han sido papás por segunda vez? ¿Se lo había preguntado yo a alguien? ¿Quería yo saber eso o más bien quería ver el pedazo partido de tenis que estaban jugando Nadal y Cañas en Barcelona? A mí entender deberían respetar la voluntad de aquéllos que decidimos ocupar nuestro tiempo viendo y alentando a nuestros grandes deportistas del mismo modo que yo respeto a los que lo ocupan con los programas del corazón. ¿Es que los Príncipes van a ser padres sólo esos minutos y por eso interrumpen la emisión?. Más bien me atrevería a decir que es al revés y que el partido es irrepetible, pero que la noticia acerca del parto de la Princesa de Asturias va a ser la misma a las 5:15pm que a las ... cuando acabe la programación que nos habían prometido ofrecer. Afortunadamente la interrupción duró sólo unos 5 minutos, pero fue suficiente para perdernos el "break" de Nadal a Cañas.

De todas maneras enhorabuena a los papás y MUCHAS GRACIAS RAFA!!!!!! Tú con tú tenis que de mis problemas con la sociedad me encargo yo.

Cuando los demás hablan por ti...

Me paso los días leyendo, buscando respuestas que no encuentro en mi interior y haciendo que aquellos que se hicieron preguntas antes que yo me ayuden a responder a las mías. A veces en lo que los demás escriben encontramos lo que nos gustaría decir a nosotros:

Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.

Llevadla al nivel del mar
y nombardla capitana
de un blanco bajel de guerra.

¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!

A mí, como a Alberti, llevadme al mar, pero no esperéis a que me muera, y si tenéis tiempo, paraos a escuchar el ronroneo constante de las olas del mar, escuchad como nos habla y lo que tiene que decir, que a veces, vale mucho más que millones de palabras vacías de humanos descerebrados....


jueves, 26 de abril de 2007

El agua...

Muchas veces miramos a las cosas sin darnos cuenta de lo que significan, de lo que evocan en nuestra mente, de los recuerdos que sin querer se arremolinan en nuestra cabecita y giran sin cesar, dan vueltas y vueltas sin dejar rastro y significándolo todo al mismo tiempo. Como el agua, el agua me hace sentir paz y tranquilidad, apacigua mi ansiedad y calma mis pensamientos, otorga un ritmo pausado y continuo a los latidos de mi corazón. El agua se desliza sin pensar en las consecuencias de su corriente, el camino siempre seguro del agua me relaja, tal vez porque pienso que posiblemente algún día yo pueda encontrar un camino tan claro y marcado como el curso del río. Pero, entonces me pregunto, ¿no sería aburrido? ¿no es lo más bonito de la vida el no saber qué viene después, el ir descubirendo poco a poco qué hay para nosotros en este mundo que nos ha tocado vivir?.

En los rincones de Galicia se esconden maravillas acuáticas del mismo modo que en nuestros rincones se esconden maravillas que algún día alguien conseguirá descubrir. El agua es sólo un reflejo de que todo tiene un destino, ya sea conocido o no. Miro al Miño desde mi ventana y me pregunto cómo ese espejo cristalino que parece estancado en el tiempo posee años de historia y vivencias en su cuenca, cómo es posible que ese manto de terciopelo transparente albergue tanta vida en su interior y que su ronronear constante sea capaz de calmar mi inquietud, sea capaz de abstraerme de tal manera que pierda la noción del tiempo mientras espero que algo dé sentido a ese tiempo que dedico a esperar que pase algo, y es que todo el tiempo pasa algo, el problema es que mientras esperamos a que pase están pasando millones de cosas que nos estamos perdiendo. Hagamos, pues como el agua, sigamos el camino aunque no sepamos a dónde nos lleva.

Foto de mi padre.

martes, 24 de abril de 2007

pensando sin pensar

Si habéis leído lo anterior ya sabéis un poco más de mí, de mi locura y mis obsesiones, si miráis hacia atrás tal vez podáis encontrar un momento en vuestras vidas en el que sentisteis algo parecido a eso... Un momento en el que las puertas dicen adiós, un momento en el que cada minuto es una vida y la vida se reduce a esa sucesión de minutos, ..., las sucesiones marcan las pautas, pero ¿podemos consentir que sea así? de nosotros depende que las sucesiones marquen las pautas o que nuestras pautas creen las sucesiones...

Cuando pensamos en algo ¿por qué lo hacemos? ¿por qué es importante o porque creemos que es importante y por tanto debemos pensar en ello? pensamos ¿porque estamos preocupados o porque no lo estamos, porque estamos austados y tenemos miedo o porque no lo estamos y no sabemos como permancer en ese estado? pensamos ¿porque queremos conservar algo o porque no sabemos como deshacernos de algo? qué más da, pensamos, pensamos, pensamos todo el tiempo, pensamos durante casi todos los minutos del día que estamos despiertos y si dejáramos de hacerlo moriríamos porque ¿qué sería de nosotros sin nuestros pensamientos? ellos nos hacen ser nosotros. Muchas veces, sin embargo, pensamos sin darnos cuenta, sin querer pensar, incluso estamos tratando de no pensar, y nos desubrimos pensando en algo, en aquello en lo que precisamente no queríamos pensar. Y ya está. No podemos evitarlo y nos creamos nuestra propia burbuja en la que todas nuestras teorías, ideas, imaginaciones... tienen cabida, y no sólo eso, son ciertas!!!. Y el problema aumenta, la confusión se multiplica por "n", y esperemos que eso en lo que estamos pensando no nos produzca tristeza, porque entonces sí que estamos perdidos dentro de nosotros mismos. Allí donde tenemos que encontrarnos es donde más nos perdemos. Entonces no podemos marcar las pautas, y se van sucediendo las cosas sin que queramos que sucedan y cuando nos damos cuenta es muy difícil salir de ese laberinto en el que nos hemos metido sin darnos cuenta, pero los laberintos siempre tienen una salida, sólo hay que ser paciente y dar muchas vueltas antes de encontrarla.


Quince minutos una vida

Un avión despega. 15 minutos y.... el blanco de las nubes. La tierra se desvanece ante tus ojos atónitos. Ante la incertidumbre de volar. El pasado queda en tierra. El presente es aire. El futuro... Las imágenes del pasado se arremolinan en tu mente. El pasado, un recuerdo, una vida, una imagen... un último adiós, una última mirada, un último beso... y unas escaleras que te conducen al futuro... Las subes, te acomodas en tu asiento y cierras tus ojos. A través de los ojos cerrados observas como se empequeñece la tierra, se convierte en sombras de lo que era sólo un instante atrás. Como los recuerdos que se mezclan con las esperanzas y las expectativas. ¿Son recuerdos de un pasado o son recuerdos de un sueño? ¿son expectativas o son temores?. En tu mente tratas de dibujar una imagen clara de algo, de una cara, de un animal, de un edificio,... pero todo se ha difuminado, a medida que el avión avanza la nitidez se desvanece, como si lo que dejas atrás nunca fuese a ser lo mismo de nuevo. Como si el pasado se muriese en el presente, como si enfadado por tu abandono quisiera abandonarte. Pero olvidar es recordar, saber que hay algo que olvidar significa que hay algo que recordar...

Giras la cabeza, como buscando una señal, una respuesta, una imagen que te lleve más allá. Una luz que te saque del laberinto, que te conduzca al futuro por el camino sencillo, aunque no rápido, pero la luz... la luz... la luz se confunde con la oscuridad, y a través de tus párpados perfilas el recuerdo de un sueño que te mostraba el futuro. La felicidad de recordar, la facilidad de olvidar. La vida. 25 años y millones de recuerdos que se arremolinan en tu mente, que no te dejan aislar un solo instante, ya sea de dicha o de la más profunda tristeza, pero uno, sólo uno que te guíe, que te muestre a ti misma, que te descubra tu interior. Un instante pasado que se convierta en el perro del lazarillo, en el único que ve el camino. Te conoce, te muestra y tú cierras los ojos ante tu evidencia, ante la posibilidad de descubrirte, te asustas, y huyes, te refugias en los millones de recuerdos que aniquilan la soledad. Una soledad que te posee y a la que quieres cerrar las puertas de tu corazón, de tu vida. Y ese instante, nítido, claro, se niega a aparecer en tu mente, el refugio huye de ti, como tú de ti mismo. Te anulas, al escaparte. Te oscureces al encerrarte en la gruta de tu soledad, de tu deseo de aislamiento irrealizable. Tu mente no se detiene, el fluir de los recuerdos se confunde con el inmenso deseo de respuestas, de entendimiento, de solución... pero ¿cómo hallar respuestas si no te respondes a ti mismo? ¿si te niegas a conocerte?, te ausentas y vuelves, vas y vienes, pero siempre por el mismo camino, como una noria, que no se detiene pero nunca llega a puerto.

Giras la cabeza de nuevo, todo está blanco ¿o todo es blanco?, no importa, sólo quieres aislarte, salir del mundo, detener el tiempo en el pasado, conseguir entenderlo, volver allí con la ventaja de haber estado en el futuro, de no cometer los mismos errores, sin esos errores tú no serías tú, sino un tú diferente, seguro mejor, por eso sigues pensando. Pero ya eres diferente, ya no eres el mismo que un minuto atrás y las preguntas permanecen como si la mente sobreviviese al estado letárgico de tu cuerpo. Sientes, pero sólo sientes ideas, sólo sientes el vacío de no responderte, de no encontrarte... te buscas y al buscarte te alejas de ti mismo. Palabras y palabras y más palabras se confunden en tu mente. Intentas ordenarlas y entenderlas, pero su significado se desliza como la lluvia en los cristales de la ventana, que sigues observando con tus ojos cerrados. Cerrados para no descubrir, cerrados para descubrirte. Para descubrir que tal vez el misterio, el encanto de la vida está en no descubrir nunca, o en vivir descubriendo. Y entreabres tus párpados, la puerta de la luz y del misterio, la puerta de los temores que querías dejar fuera al cerrarlos, pero ellos siempre encuentran el camino al interior, tal vez para mostrarte cómo alcanzar el exterior. Asustado los cierras de nuevo, para darte cuenta de que siguen ahí, dentro y fuera, pero dentro los retienes, les das formas. Son tuyos, sólo tú los ves y sólo tú los tienes. Son ese pedacito de ti que nadie puede arrebatarte. Esa gran parte de ti que no entiendes. Y te cuestionas, te preguntas y nunca te respondes.

Tal vez si abrieses los ojos, tal vez si mirases más allá en el tiempo y el espacio, más allá del pasado, más allá del presente. Tal vez si dejases de pensar, tal vez si observases, tal vez si.... Tal vez si... Vuelves, abres los ojos. Descubres, descubres que sólo el blanco permanece, que es uniforme, que se presenta ante ti diciéndote que no es una nube, que no es un avión, que es.... que es algo que habías olvidado. Que es la realidad y que las gotas que percibías en el cristal son tus lágrimas que te impiden ver con nitidez el blanco de la pared mientras dos palabras resuenan en tu mente: “good night, good night, good night”.... Sólo dos palabras. Sólo 15 minutos. Una vida.