martes, 4 de diciembre de 2007

El día que vi tus manos

No sé por qué siempre me han llamado la atención las manos de la gente. Siempre me he preguntado por qué no puedo evitar fijarme en esa parte del cuerpo. No puedo conocer a alguien y no mirarle a las manos. Observo cómo se mueven, cómo encienden un cigarro, se llevan un vaso a la boca o simplemente cortan el aire mientras se convierten en personajes principales de la historia que su dueño retransmite.

Recuerdo la primera vez que vi las tuyas. Es como una fotografía que nunca se borrará de mi mente. Tus manos, ambas ocupadas, (una sostenía un teléfono móvil negro y otra una carpeta que no pensé que compartiríamos durante tantos y tan maravillosos momentos), parecían analizarlo todo. Era como si fuesen tus manos y no tus ojos los que realizaban la tarea de reconocimiento que todos llevamos a cabo al conocer a alguien. Las miré, las miré detenidamente, podría hasta decir, que las analicé. Me fijé en la sensible dureza y seguridad que transmitían. Me fijé en las marcadas venas que surcan su superficie y me esforcé por apartar mi mirada de ese torrente de vida y mirarte a la cara. Sin embargo no podía dejar de pensar en ellas, en esa parte de tu cuerpo que pronto despertaría un mayor interés en mi interior. Durante varios días compartidos me dediqué a observar sus movimientos suaves y precisos, su pulso exacto y su tacto sincero.

Sí, hace un poco más de cuatro meses desde los días en los que simplemente observaba tus manos. Ahora me gusta sentir su tacto entre las mías. Me encanta que rocen mi cuerpo y me acaricien. Simplemente observarlas mientras enciendes un cigarro me hace desear tocarlas. Y es que cada vez que estoy a tu lado tus manos se acercan a mí, me tocan, juegan, se convierten en ese objeto capaz de acercarse a mí, de hacerme sentir tu calor o tu enfado. Es como si tus manos me mirasen mientras tu mirada se pierde en el infinito, y me siento observada por ellas y las observo y sólo quiero que me abraces mientras tus manos me miran.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bella la descripción, a mi me pasa con los dedos de los pies, no sé porque es una obsesión el poder ver como son los pies de las personas. Aunque creo que el post tenía que hablar de 365 días del año 2007. Bueno pero me ha gustado mucho, de verdad. Marola

El Divan Digital dijo...

Me ha gustado mucho tu post...puedo imaginarme como miran las manos que tu relatas.

Un saludo y felicidades por el post.


El Diván Digital

Bonita del Norte dijo...

JIJIJI yo soy una obsesiva de las manos también... de las manos y los zapatos...