jueves, 7 de febrero de 2008

...Y volvieron los colores

El Sábado jugaba el Celtiña. En frente un equipo de segunda. Yo en la grada. Al principio me daba pena pensar que estaba en Balaídos y que iba a ver Celta-Castellón, un partido de segunda. Pero entonces el árbitro pitó el inicio del encuentro, el himno del Celta volvió a sonar, la afición (9000 espectadores) se puso en pie para corear "nuestro himno" y agitar las bufandas. Entoces me olvidé de que era un partido de segunda, de que ni siquiera estamos en puestos de ascenso, de que el Celta necesita más, mucho más. Los 9000 espectadores que poblábamos Balaídos gritamos, nos pusimos de pie, nos tapamos la cara, sufrimos, insultamos, animamos, nos desesperamos,..., pero al final llegó... De nuevo llegó el grito de ¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!, los abrazos, la euforia, la alegría, las bufandas sobrevolando nuestras cabezas... La afición se animaba y los jugadores lo intentaban. No pudo ser. Perdimos. Pero la emoción de volver a gritar ¡GOL! todavía la puedo sentir. Mi bufanda aún reposa en mi escritorio, recordándome porque anhelaba tanto una tarde en Balaídos, porque el sentimiento común, instantáneo, liberador e inesperado de miles de gargantas gritando lo mismo por una misma causa no tiene precio.

¡Volvamos a Balaídos!

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajaj... ánimo princesa, un Gool lo puede ser todo y si mejoran los ánimos del público, también los de los jugadores, y eso implica que ese gool pueden pasar a ser más... jajajja

Besotes